María Margarita Fermín | Venezuela | @palodelluvia.ve
«Mi madre siempre ha comentado que estuvo más de 18 horas en trabajo de parto cuando nací. Siempre me he tomado mi tiempo, soy cautelosa, lo reconozco. No entiendo de apuros, no respondo bien a esos tiempos veloces, a esas demandas de hacerlo todo con velocidad. Mis tiempos son sosegados, al ritmo de un vals suave. Porque las cosas que disfruto o las cosas que me clavan el temor en el cuerpo y el corazón, las hago demorándome.
Este ejercicio con Karen Barbé, gracias al esfuerzo de Luján de hacerlo posible, fue una experiencia luminaria. Desde hace mucho tiempo sigo a Karen, su libro “Diseña tus paletas de color para bordar” está de primero en mi wish list de Amazon (y los que me conocen saben que mi wish list es una de las cosas que más sagradas en mi vida). Volviendo al tema del taller con Karen, me di cuenta de las infinitas posibilidades del bordado, más allá de las que estaba probando en ese momento. Fue como si en mi cerebro se abriera una puertecita, y pudiera verme a mi misma creando y experimentando nuevas formas, nuevos proyectos, nuevas maneras de expresar lo que quiero decir, sentir, vivir.
Y he estado trabajando en eso, y trabajando este bordado que quise hacerlo con una demora premeditada, sintiendo cada paso, viviendo cada puntada, anotando cada avance. A medida que he ido bordando, he ido vivenciando que ese bordado, este proyecto soy un poco yo misma, y ha sido un ejercicio revelador.
En este momento de mi vida, cuando me ha tocado tomar la decisión, que había demorado lo más posible, de empezar en otras fronteras; y cuando el temor, la incertidumbre y la pérdida se han ido instalando en mi interior, ha sido el bordado un refugio para sosegar el corazón y despejar la mente. Debo separarme de mis hilos, de mis amigos, de mi casa, de mi país. Pero aunque me demore un poco en volver a armar un círculo de protección emocional, vivencial y personal, estoy segura que si tengo una hoja de papel, un hilo y una aguja, podré avanzar en el nuevo camino acompañada por lo que me gusta hacer.
¡Gracias Karen! ¡Gracias Luján!»
